sábado, agosto 21, 2010

Un espejo roto

Es raro ver espacios de la propia intimidad verse reflejados en una obra de teatro y más raro aún que este relato que parecía evocar tu pasado, también tenga la capacidad de proyectarse en el futuro. Pues eso es lo que me ocurrió viendo la obra "Retroceder, fragmentos en reversa de un amor enfermo" de Francisco López González, que se presenta por estos días en la Sala Nimiku en Ñuñoa.
La historia es un potente relato de una pareja de hombres que vive su homosexualidad a puertas cerradas y que esta historia está llegando su fin. Tiene todo la carga de esas atmósferas asfixiantes, donde las palabras miles de veces dichas pierden su sentido y se vuelven una mala repetición, que sólo acrecenta la desdicha. En esta desesperación, uno de ellos, plantea la opción de retrodecer en el tiempo para buscar cuales fueron los momentos que iniciaron el fin. Y en ese viaje ves el comienzo también, los anhelos y expectativas y sueños que tiene un estar de a dos en Santiago.
La narrativa mantiene elementos de atención todo el tiempo y no dejó de ser clarificador el drama que significó por ejemplo, la negación de un abrazo en público, porque tras esto hay dos visiones del mundo y de la aceptación social a la que está sometido este tipo de amor.
Ni la escenografía ni las escenas están cargadas de elementos, lo que permite concentrarse en los diálogos que son muy bien llevados por los actores. Una historia que remece y que pone en el tiempo las complejas relaciones humanas, recomendable sin duda. El trailer se puede ver en este sitio