jueves, abril 26, 2007

Un cardo


En el mundo de las espinas, aún hay caballeros que cortan con maestría los cardos del jardín. Así eres tú, hacendoso y reflexivo; jugando entre las palabras y las destrezas manuales, con un estilo propio y definitivo.

Es bueno volver a recobrar tu presencia, alejada por tus necesidades del corazón, donde la sin razón a veces puede inundarlo todo. Pero es necesario aprender y te veo en aquello.

Aún me acuerdo el día que nos conocimos frente al Museo de Bellas Artes; tu mirabas desde la escalera, más bien apostando a mi inteligencia de rastreador, en una de las pruebas para merecer tu confianza y amistad. No es que vivas poniendo pruebas a cada instante, sino que quizás te pasa lo mismo que a mí, “es necesario admirar a quien queremos comparta nuestro camino”.

El conde te apodaste alguna vez y por favor sigue conservando esa elegancia y ese noble caminar, aun cuando se que el tiempo no es vano y el viento alejó algunas palabras tan comunes en otra época. Bienvenido al reinvento de nuestra amistad, cariño hay de sobra.