sábado, junio 22, 2013

Bio-Disidencia


Utilizar el cuerpo como objeto para la manifestación contraria a la sociedad, es algo que está presente en la historia de la humanidad. Esta disidencia generalmente tiene costos para sus protagonistas y en algunos casos logran articular colectivos que permiten los anhelados cambios socioculturales. Y así como Moisés no logró ver la tierra prometida como relata el texto bíblico, habrán otros que puedan cosechar el resultado de estas luchas.

En el Chile de los últimos veinte años han habido algunas disidencias del cuerpo, fundamentalmente a través del arte, con mayor o menor mediatización, de las cuales me interesa detenerme en dos de ellos. Como requisitos fundamentales podemos hablar de representación singular, innovadora y provocadora. Uno es Luizo Vega y el otro Sergio Valenzuela.

Luizo Vega es argentino y en Chile fue conocido en 2012 por su performance Baby Vamp en 2002, lo que significó su salida del país. Luego en Argentina  realizó Cruz&Crucifixión en 2004, Drakula en 2006, Stage Tangour y Erotique Freak en 2008, hasta mudarse a Barcelona donde ha continuado con sus performances. En España en 2010 desarrolló Baby Burka, un auto desnudo frente al Vaticano, finalizó Material Boy y Le Pendu en 2012. Una parte importante de su trabajo cuestiona principalmente al catolicismo y en general a las religiones, además de una referente del pop como es la cantante Madonna. Luizo provoca a través de los mass medios, por lo que la polémica es su principal elemento de particularidad.

Con una postula más académica, el artista Sergio Valenzuela Valdés ha realizado una serie de performances en torno al cuerpo, buscando lo que él denomina lo inclasificable en el arte. La primera vez que conocí su trabajo fue con Callejera, realizada en las azotea de algunos edificios en Santiago en 2006, Afecto en 2008, Jaiser 1.0 y Nacido para exhibirse en 2010. En 2012 puse asistir a la presentación de Renacimiento, una obra colectiva de danza en tiempo real, donde participó Sergio. A partir de su viaje a Austria, desarrolló la obra Loch in der Wand de 2013. Valenzuela es un artística fuera de los medios masivos, en una búsqueda bastante interesante de lo inclasificable.

No quiero dejar fuera de este relato a las manifestaciones biopolíticas, que se mantienen en un espectro fuera del arte, pero utilizando el cuerpo con fines de reivindicaciones sociales y políticas. Representantes de esta corriente por mencionar a algunos, está Julius Kaiser y su trabajo Obsolescencia del Género o Anthony Correia con su particular campaña de cambio de género a través de shows por internet. En Chile la persona que hizo figura pública de su posición biopolítica es el prostituto José Carlo, quien se declara un activista desde la disidencia sexual. Quizás este terreno es donde menos se puede lograr autenticidad, porque pretender desenmoldarse de cualquier prototipo social, en un contexto de medios de masa, finalmente tiende a generar el efecto contrario al arte, es decir la invisibilidad. Quizás habrá que esperar algún viaje fuera de Chile para que se exprese más claramente la particularidad de José Carlo.

Finalmente, y a modo de conclusión en mi calidad de observante de estas expresiones de bio-disidencia. Uno espera ser provocado, cuestionado e impresionado por estas performances, que la mayor parte de las veces ocurren en los círculos alternativos, pero tienen un valor en la medida en que salen de lo obvio y se convierten finalmente en discursos o pre-discursos de algunos cambios sociales. Como dice Visconti en el Gatopardo "cambiar todo para que nada cambie" es la consigna de estos granitos de arena en nuestra cultura austral latinoamericana.