sábado, agosto 29, 2015

La luz que penetra a la sombra

Fuente: http://www.cinemachile.cl/pelicula/en-la-gama-de-los-grises/

En el marco del festival Sanfic fui a ver la película En la gama de los grises de Claudio Marcone, que se estrenará en forma comercial en octubre de este año.

La historia trata de un arquitecto casado que entra a una crisis, sin entender ni los motivos ni los detonantes, pero que lo lleva a alejarse de su familia y refugiarse en el taller abandonado de su abuelo en el centro de Santiago. En un confuso encargo de otro arquitecto conoce a Fer, un historiador hipster quien lo acompañará en la búsqueda de inspiración en la ciudad, así como en el cuestionamiento de su sexualidad.

Plantear en tema homosexual en el cine no es nada nuevo. Está lleno de blogs y sitios que clasifican y recomiendan este tipo de películas, junto con festivales donde este incipiente mercado nacional sale a flote. Por lo mismo, es tan difícil intentar no entrar en la caricatulización de los estereotipos, que necesita elementos auxiliares potentes para sobrevivir.

Entre la frescura de hoy del canadiense Xavier Dolan y la rimbombancia de la escritura de Pablo Simonetti, la película parece apelar a todos los cuestionamientos de la sexualidad y sus correspondientes emociones, para que el público enganche con la película, pero siento que se encalla en ese intento.

Si bien se muestran las escenas de sexo homosexual jamás vistas previamente en el cine chileno; sin quitarle mérito al Pejesapo, acá hay deseo reprimido y liberado en una exploración de la virilidad masculina. Cero manerismos, mucha clase acomodada y el uso de palabras que no forman parte de la conversación común del Santiaguino, me hacen concluir que estas imágenes serán lo único que salve a la película de un fracaso comercial.

El guión no acompaña, la historia tampoco y menos el final, bastante predecible si uno considera que lo que debe primar es el amor y el ser feliz a pesar de todo; ello no pasa de ser un estereotipo que parece ser sacado de una sesión de terapia psicológica.

En Chile no se debe olvidar que siempre primará la culpa, especialmente en personas mayores de treinta años y que este sub-género cinematográfico ya tiene mucho recorrido fuera del país, por lo que es más plausible apelar a algo concreto que difuminarse. Esperé sangre y no la hubo, descontrol y tampoco estuvo, así que como conclusión gana Simonetti a Dolan en esta partida.

Lástima que no pude ver las otras películas en Sanfic que trataban en tema de la homosexualidad, quizás estas letras no caerían en la generalización y en un contexto mayor tal vez le encontraría los méritos de esta película.