sábado, marzo 31, 2012

El peligroso facebook

Facebook nunca me ha gustado como concepto. Eso de tener que explicitar tu red de amigos, familiares, compañeros de estudio y gente que "te gusta" me parece inoportuno, porque gran parte de ellos se van quedando en el camino, a medida que uno va avanzando en la vida. Y muchos de ellos que estaban muy bien en el pasado, a través de este medio recobran vida, al menos para corroborar porque decidiste alejarte.

Sin embargo, cada vez son más los sitios que te piden autentificar tu password con una cuenta de Facebook y eso me obligó hace un tiempo a crear una cuenta lo más bizarra posible, para controlar este pasado indeseable.

¿El lector se preguntará porque tanta mala onda con el pasado del narrador? Pues es fácil, mi vida de estudiante en básica y media fue bastante desagradable, fundamentalmente porque yo era distinto. Me gustaban las cosas que a la mayoría no le interesaban y despreciaba las cosas que todos compartían. Esa fórmula simple en el colegio es sinónimo de lo que hoy se llama bullying, aunque me siento un poco lejos de esa definición, en terminología actual lo era.

Que además ese ser distinto, podría tener que ver con mi homosexualidad potencial, acrecentada por mis éxitos escolares, probablemente producía en mis compañeros y compañeras una confusión enorme. Y lo más fácil era atacarme de vez en cuando, pero principalmente excluirme de las redes sociales. Por mi parte entendía que entrar en esos mundos implicaba "ceder" o "rebajarme" y sencillamente no le encontraba justificación, por lo que me mantenía al otro lado de la vereda.

El contexto social de mi vida escolar tampoco ayudaba mucho. Sectores más bien populares y colegios del Estado, con el infaltable número identificatorio, en plena dictadura de Pinochet, hacían aflorar esas características tan propias del chileno como son su machismo, hipocresía y querer pasar desapercibido. En mi caso sabía que algo distinto a eso existía y lo pude comprobar posteriormente en la Universidad, en donde efectivamente nunca fui discriminado por ser quien era, aunque yo tampoco participaba de los principales grupos establecidos.

En lo concreto, con una cuenta disponible la posibilidad de feibukear (entiendo que el término se refiere tanto a postear como a buscar personas), comencé a escarbar un poco en este pasado. Algunos perfiles tenían la mínima información, pero disponían de la red de "amigos" donde efectivamente pude seguir visitando a estos personajes. Obviamente cuando Facebook tuvo su máximo apogeo y millones de ex-compañeros se juntaron a re-conocerse años después (la mayoría de los casos en forma patética), yo no fui invitado (y tampoco hubiese ido). Así que es mejor husmear en forma anónima como lo hice.

Lo que encontré era un poco distinto a lo que imaginaba. De los compañeros de educación media yo pensaba que pocos habían entrado a la Universidad y me di cuenta que no eran tan pocos. De hecho vi varias fotos de viajes fuera del país, no sólo a Brasil o Argentina, sino que a lugares más lejanos y caros lo que corroboraría una buena situación económica. Los común es que la mayoría de ellos presenta a su familia con hijos incluidos. Y veo también que varios de ellos emigraron de Santiago por motivos laborales. Algunos me sorprenden por su gran cambio físico y de pensamiento (para eso existen los favoritos), pero aparte de las imágenes, inevitablemente aparece en mi un sentimiento de molestia y de fastidio para con ellos.

Haber sido partícipe en la exclusión de una persona sólo por el hecho de ser distinto y seguir por la vida como si nada, me parece gratuito. Tener que someterme nuevamente y en forma gratuita al juicio de ellos, me parece absurdo. Así que es mejor que sigan así como momias petrificadas de un pasado que no me interesa explorar. Facebook será una herramienta de comunicación, pero muchas veces es mejor mantener el silencio ante tan nefastas sensaciones.