viernes, septiembre 26, 2008

Las razones emocionales




En estos días de reflexión profunda, tratando de entender racionalmente lo que me ocurría y sigue ocurriendo, llegué por algún motivo a una frase del físico Blaise Pascal escrita hace más de 400 años "the heart has its reasons that reason does not understand", que en mi traducción sería más o menos "el corazón tiene sus propias razones, que la razón no logra entender".
Tengo páginas enteras escritas tratando de entender, analizando y reflexionando sobre el porque lloraba y porque ese dolor parecía no tener fin. Y si bien lograba identificar muchas veces el motivo de esas lágrimas, ésto no significaba en lo absoluto que el dolor fuese menor.
Hasta que finalmente, logré incorporar la frase de Pascal y las cosas tuvieron sentido. El dolor de la pérdida está ahí, mucho más presente de lo que incluso llegué a imaginar. Como un gran cobarde, huyendo del dolor, siempre huyendo de algo, mi razón me decía que era mejor cortar los lazos antes de tiempo y no convertirme en un viudo, suspendido en el tiempo, por lo que aplicar la negación podría funcionar como otras veces. Sin embargo, en esta ocasión se activó una fuerte sincronía, así como nos despierta un reloj a la hora señalada y de ahí no paró la angustia del paso de cada segundo hasta la hora señalada.
Esta vez no pude anular nueve años de mi vida, marcados por su presencia, más o menos presente, pero que en la suma fue la más importante y constante y sencillamente fui aplastado por el corazón.
Luego, el día de la partida, ya entregado a las emociones incontroladas, sólo intenté vivir el trance para que a partir de lo irremediable pudiese encontrar las fuerzas para levantarme y seguir. Sin embargo esto tampoco ocurrió y llevo los días contados, los momentos y los recuerdos que abundan y que parecen no querer irse en retirada.
Todo este aprendizaje es nuevo, es lo que algunos llamarían "el algoritmo del corazón" que se supone me dará valor, voluntad, esperanza, seguridad para mi viaje personal, que sin embargo siento como palabras vacías y lejanas.
Hay un duelo claramente, hay un fantasma también, fantasías, anhelos y una compañía que cuando inunda mis sentidos pareciera que estuvieras aquí.

lunes, septiembre 15, 2008

El nickname maldito

¿Cómo tres letras en un orden dado pueden cambiar la vida de una persona? ¿Por qué la evocación de un nickname pareciera la cyberdeclaración de un conjuro que levanta las mayores maldiciones del pasado? Pues sin entender aún, un día jugando en el chat con mi nickname antiguo, este sencillamente activó algún logarítmico artilugio y recobró forma y presencia un fantasma pulverizado por los años. Y en su concreta re-generación no podía ser distinto a lo que fue toda su vida, un mitómano de las palabras, jugando y reinterpretando cada frase y cada vivencia de 13 años atrás, como si fuesen parte de su propia vida, creando un clon del cual yo no podría quedar indiferente.
De nada sirvió pedir la verdad, contrastar fechas, lugares, circunstancias y parentescos. La mentira prevaleció en forma tan natural, que finalmente mi raciocinio se dio por vencido, no buscando pruebas sino que conjurando al destino por tan absurdo hallazgo.
Que el nick tenía algo de famoso, si, puede ser, al menos sonaba como un medio de comunicación latinoamericano; que además en francés recordaba la unión de género y que hasta le atribuían localización temporal, lo hacían en su momento un buen nombre.
Hoy no tiene sentido, me di cuenta al descubrir la falacia que duró algunos días y que solo se pudo activar al traer este sobrenombre de las catacumbas al presente. Un mal año, como lo fue en la época de su boom. Sólo queda volver a sepultarlo sin el temor de esa época, pero con la misma animadversión y los mismos motivos que decretaron su eliminación.