martes, enero 23, 2007

Ayer

Ayer tuve que cercenarme un brazo y parte de mi pierna, porque fue un mal día y las cosas que habían estado en orden se complicaron. Como un musulman fundamentalista apliqué la ley de la flagelación por salvar cosas que son importantes para mí.
Tuve que ocultar parte de lo que soy y parte de lo que siento, y ese tipo de cosas me sigue pasando la cuenta. Hoy un brazo, mañana un ojo, el lunes una oreja, con este ritmo de eliminación no se que quedará de mi.
Hoy vi a una paloma ser atropellada y en su inconciencia trató posteriormente de retomar su vuelo, pero sencillamente le fue imposible. No creo merecerme un atropello.
Sigo harto de la negación y del despojo religioso de entregar, ceder y perder... ya lo viví tanto tiempo, que estaba disfrutando siendo yo mismo mísero humano.
Hoy revisaré mis heridas y llagas, las que duelen siempre un poco menos y espero no tener que mañana volver a escribir algo similar a esto.

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