lunes, septiembre 15, 2008

El nickname maldito

¿Cómo tres letras en un orden dado pueden cambiar la vida de una persona? ¿Por qué la evocación de un nickname pareciera la cyberdeclaración de un conjuro que levanta las mayores maldiciones del pasado? Pues sin entender aún, un día jugando en el chat con mi nickname antiguo, este sencillamente activó algún logarítmico artilugio y recobró forma y presencia un fantasma pulverizado por los años. Y en su concreta re-generación no podía ser distinto a lo que fue toda su vida, un mitómano de las palabras, jugando y reinterpretando cada frase y cada vivencia de 13 años atrás, como si fuesen parte de su propia vida, creando un clon del cual yo no podría quedar indiferente.
De nada sirvió pedir la verdad, contrastar fechas, lugares, circunstancias y parentescos. La mentira prevaleció en forma tan natural, que finalmente mi raciocinio se dio por vencido, no buscando pruebas sino que conjurando al destino por tan absurdo hallazgo.
Que el nick tenía algo de famoso, si, puede ser, al menos sonaba como un medio de comunicación latinoamericano; que además en francés recordaba la unión de género y que hasta le atribuían localización temporal, lo hacían en su momento un buen nombre.
Hoy no tiene sentido, me di cuenta al descubrir la falacia que duró algunos días y que solo se pudo activar al traer este sobrenombre de las catacumbas al presente. Un mal año, como lo fue en la época de su boom. Sólo queda volver a sepultarlo sin el temor de esa época, pero con la misma animadversión y los mismos motivos que decretaron su eliminación.

1 comentario:

JaimeEduardo dijo...

...te haría un cometario, pero ya es historia pasada y lo pasado pisado. ¡Plop!