sábado, mayo 02, 2009

Miradas al alma

Quiero mirar tu alma, te comenté, llegar hasta donde no has permido que otros lleguen; que vivencies esa experiencia interna. Todo tu ser estaba dispuesto a negarse a ello, aunque en el fondo tus propias palabras te incitaban a ir más allá.
Y te entregaste al fenómeno que hacía temblar tu cuerpo, como marca de que la emocionalidad no tenía un canal donde fluir naturalmente. Sabiendo lo que se arriesgaba, decidimos cruzar los límites de una charla existencial, cargada de matices y de reminiscencias a lo relativo.
Huías de mi mirada, sabiendo que ella no vacilaba en lo que añoraba, que había recorrido caminos que le permitían estar ahí sin necesidad de buscar la penumbra. Tanta sorpresa no te permitió ver que yo también temblaba, que buscaba el mismo cobijo que tú, atreviéndome a reconocerlo y llamarlo sin temor. Susto de sentirse abandonado y perdido, luego de ver la tierra prometida; aquella que nos fue vedada por esos misterios que no serán revelados en este tiempo.
Hasta que te reconociste y me reconociste en el momento que dijiste "esa mirada yo la conozco, es una mirada antigua, de otras épocas, que yo ya había visto".
Se que hoy niegas lo vivido, no podría ser de otra forma, porque esta es la tierra del bordeline, descubriendo los misterios al filo del abismo.
Y me siento feliz y herido, porque acá no puedes entrar con tus habituales defensas; entras en plena vulnerabilidad del yo. La diferencia es que estas heridas hoy son distintas a las de otras épocas, porque siento que ellas suman y no restan.
Por eso, como te lo dije más de una vez, sólo que me queda decirte "gracias", por esta renovada primera vez en los insondables estadios del destino.

No hay comentarios.: