Según Wikipedia Borderline significa "un trastorno de la personalidad que se caracteriza primariamente por disregulación emocional, pensamiento extremadamente polarizado y relaciones interpersonales caóticas. El perfil global del trastorno también incluye típicamente una inestabilidad generalizada del estado de ánimo, de la autoimagen y de la conducta, así como del sentido de identidad, que puede llevar a periodos de disociación. "
Esa definición me parece muy apropiada para caracterizar en una sola palabra la película que vi anoche. Se llama El Pejesapo, dirigida por el chileno José Luis Sepúlveda. Ridículamente La Tercera dice que plantea el tema de la discriminación, yo diría que bastante lejano a lo que vi en pantalla. Lo que plantea es el mundo de los borderline, personajes que viven en la sociedad (todavía no están fuera, agonizando talvez de ella) esperando que el encuentro con el hoy sea algo distinto a su caótica realidad. Personas que no tienen nada que perder, por lo que cuando te cruzas en la vida con ellos, si no logras darte cuenta quienes son, estás perdido. Una perdición contagiada y contagiosa.
Viendo la cinta, me di cuenta lo bordeline que he sido y todo esos personajes raritos que se han aparecido y desaparecido este tiempo. Y eso no me dejó indiferente.
Una película freak e irrepetible, mal grabada, pero con la suficiente intensidad y carga visual para que se le justifiquen sus imperfecciones. Unos actores no estereotipados, sino más bien bordelines de tomo y lomo, actuando como ellos mismos en un lenguaje limitado por capacidad mental y no por pseudolenguajes locales.
Cuando el protagonista dice "el canal no me quizo y me echo pa fuera" y al rato lo ves intentando vender piedras del río, te das cuenta que está ahí esperando un otro donde actuar. No hablaría de decadencia, sólo un relato crudo que me evocó la antigua obra de Griffero "Extasis, o la senda de la santidad", con la diferencia de que el pejesapo era un ser fundamentalmente sexual que no busca ningún tipo de redención.